Me he vuelto abismo;
con el tiempo y la distancia
he perdido hasta el sentido.
Al creer que ya has pasado
aparecen ciertos ruidos;
te dibujas como sombra
cuando creo que te has ido.
Ya no hay tormenta
ni la pasión en las venas;
o al menos en mi Alma
esos fuegos ya no queman.
Sólo un silencio profundo
que me arrastra hasta este limbo,
en el que ya no te tengo
pero sé que fuiste mío…
La noche perturba
y se hace tu aliada;
te trae hasta mi almohada
y corren lágrimas heladas
que me sonríen diciendo:
“De él ya no te queda nada”.
En ese preciso instante
se me olvida lo que soy,
y me pierdo como Luna
y cada estrella sin su Sol,
con la esperanza oxidada
entre trastes de un cajón.
Mis mil castillos de arena
se derrumban como un dios
cuando ha perdido su trono,
sus riquezas y su amor.
Y me he quedado sin nada
viéndote colorear
cada sueño que has tenido
a cada paso de tu andar.
Y en medio de mi vacío
y del todo en tu existir,
hay un sueño abandonado
que apenas puedo sentir.
Supongo que lo enterraste
en el más frío lugar
donde no llegan perdones
y el olvido te da paz.
Ya deben ser más los gusanos
que los rastros de ese amor
que una vez me prometiste
mas tu orgullo volvió adiós.
Ojalá te escondiera el destino
para ya no verte más,
para no sentirte cerca
aunque tan lejos estás.
No importa a donde vaya,
siento miedo al despertar,
cuando se acaban los sueños
y empieza la realidad,
que me grita que te olvide
mientras no deja de mostrar
tu recuerdo en tantas formas
que ya ni las puedo contar.
Vas en gentes, vas en nombres,
en miradas y hasta vas
en personajes creados
que tropiezo sin buscar,
que son eco de tu arte,
el mismo que es de los dos,
donde tú inventas historias
y yo las vivo con pasión;
tú en tu silla blanca y negra
y yo entre hojas de un guión.
Y lo que te rompe en el fondo
fue el no poder dirigir
mi corazón hacia el tuyo
cuando lo quisiste así.
Y lo que me mata en el Alma
es que cuando me arriesgué,
el reparto estaba dado
y la venganza estaba en pie.
Como ves, tú hasta tienes princesa,
yo ya ni me tengo a mí,
ya no soy la flor que un día
pensó que estarías aquí.
Sin embargo aún me queda la magia,
esta rara que hay en mí,
y un Alma que no ha sido mala
aunque no lo creas así…
Tan solo le pido a Dios
que cuide mi mente y mis dedos,
mi deseo de expresar,
pues aunque el Arte no hace milagros,
nos salva de naufragar.
AndreínaLP
