Sunday, June 5, 2011

El permiso a la Ira

He dibujado la sombra de otro intento,
aparecieron demonios frente a mí,
quise espantarlos sin duda y con recelo,
pero esta vez se resistieron a ir.

Su color es rojo como la sangre,
no sienten Amor ni saben sufrir;
están cargados de pasión rabiosa;
y aunque escondidos, viven hasta el fin.

Aquel día comenzaron a tocarme,
pensé que no existían,
que un día los perdí,
pero son tan grandes y tan vibrantes...
Creí que ganarían, pero no fue así.

La ira se disfraza de falsas esperanzas,
de absurdas ilusiones y exhausta comprensión.
¿Por qué aniquilar algo que en el fondo es tan humano?
¿Por qué olvidar los impulsos de nuestra frustración?

Vorágine de humo por todo lo callado,
cargamentos de culpas sin lugar a razón,
cuchilladas malditas que hasta cobran con sangre
la ironía de un pecado que no se cometió.

Pero ahora está muy cerca, al fin puedo sentirlo...
Ese enemigo oculto, habitante de un rincón;
execrado con el tiempo, ignorado por el miedo;
aniquilado sin permiso, mutilado por temor.

Hoy nos hemos reencontrado y muy poco me ha gustado...
Sin embargo comprendimos que nos debemos aceptar,
y en un pacto retomamos lo que alguna vez dejamos:
yo le dejaré expresarse y él me dará Libertad.

No morirá la Luna aunque el cielo sea tan negro,
no callarán las aguas mientras las golpee el viento,
no partirán los sueños si vive la Esperanza,
no arruinarás mi vida mientras yo sea mi dueño.

AndreínaLP